De ALCOHOL y de ALCOHOLISMO: efectos, vínculos y mitos
De ALCOHOL y de ALCOHOLISMO: efectos, vínculos y mitos
El alcohol es una de las sustancias psicoactivas que más se consumen en nuestro país y en el mundo, junto a la cafeína y nicotina. El abuso o la dependencia al alcohol (alcoholismo) a mediano plazo producen una disminución en la calidad de vida de la persona, así como atenta contra las capacidades cognitivas, lo que se vincula a un aumento de episodios de accidentes respecto a lo que se observa en la población en general.
Según los más resientes estudios de la Junta Nacional de Drogas, el alcohol es la sustancia psicoactiva o droga más consumida en nuestro entorno sociocultural, entre personas de 12 a 65 años. Generalmente se focaliza el problema de abuso de alcohol en los jóvenes, estableciéndose medidas educativas y preventivas. No obstante el problema del abuso y la dependencia al alcohol es un fenómeno que afecta a todas las franjas etarias, niveles económicos y culturas, repercutiendo en todos los ámbitos de la vida de la persona: individual, familiar y social.
¿De que dependen los efectos del Alcohol?
Muchas veces hemos observado que a la misma cantidad de alcohol que consume un grupo de personas, experimentan distintos efectos. ¿A qué se debe esto? Se puede mencionar diferentes factores que se incluyen en esta situación: a) la edad de la persona: tomar alcohol cuando el organismo se encuentra en una etapa de crecimiento y desarrollo es muy nocivo; los menores de 25 años y los mayores de 60 años son más vulnerables al alcohol. b) el peso: las personas con menor masa corporal se ven más afectadas. c) el sexo: por factores fisiológicos, las mujeres tienen menor tolerancia al alcohol, ya que tienen menor cantidad de agua corporal y diferente metabolización hepática. d) la cantidad y rapidez con que se ingiera alcohol. e) consumir de forma simultánea comida (principalmente con alto tenor graso) retrasa la absorción del alcohol. f) la combinación del alcohol con bebidas gaseosas; el contenido en gas de las bebidas carbónicas acelera la absorción del alcohol, acelerando la intoxicación.
Efectos del alcohol a nivel fisiológico y psicológico
Los efectos que se experimentan por ingerir alcohol dependerán de la cantidad presente en sangre (tasa de alcoholemia que es la medida en gramos por litro de sangre). Los efectos agudos que se observan en una persona luego de haber tomado alcohol y que no presenta tolerancia a esta sustancia, son las siguientes: 0,5 g/l: euforia, sobrevaloración de facultades y disminución de reflejos; 1 g/l: desinhibición y dificultades para hablar y coordinar movimientos; 1,5 g/l: embriaguez, con pérdida del control de las facultades superiores; 2 g/l: descoordinación del habla, de la marcha, y visión doble; 3 g/l: estado de apatía y somnolencia; 4 g/l: coma; 5 g/l: muerte por parálisis de los centros respiratorio y vasomotor .
Distintos modos, distintos vínculos
Existen diversas clasificaciones que han permitido identificar y problematizar el consumo de alcohol. No obstante la problemática radica en el vínculo que la persona establece con la sustancia, la frecuencia y la cantidad con la que bebe. Podemos hablar entonces de, a) uso: la persona toma alcohol de forma ocasional, en reuniones, fiestas, cumpleaños, etc. Si bien se observa una relación con el alcohol, ya que cuando se enfrenta a situaciones sociales bebe llegando a un estado de euforia y cierta desinhibición, no se forma un vínculo de dependencia. Si no puede tomar alcohol la persona no siente angustia. No se experimentan consecuencias negativas (pérdidas) atribuibles de forma directa al consumo de alcohol. b) abuso: la ingesta de alcohol es más problemática debido a las cantidades, la frecuencia u otras circunstancias especiales (edades muy tempranas, mujeres embarazadas, conducción). Indica un patrón de uso de límites bastante indefinidos, por lo que resulta peligroso; se observa aquí las famosas “borracheras”. c) dependencia: el consumo de alcohol pasa a ser central en la vida de la persona, es su prioridad. Se observa pérdida de autocontrol, degradación de la conducta social, tolerancia y abstinencia al alcohol.
El consumo repetido de alcohol va generando un estado de necesidad que predomina sobre otros intereses y un deterioro de la capacidad de autocontrol y auto administración. Paralelamente se producen cambios en la forma de pensar, en las actitudes y motivaciones vinculadas al alcohol de forma que la persona tiene actitudes cada vez más favorables hacia el consumo.
Paulatinamente se va generando la dependencia hacia la sustancia en la que no solo se ven involucrados factores fisiológicos sino también psicológicos, afectivos. La persona termina focalizándose solamente en las posibles ventajas y efectos positivos que tiene beber alcohol y ve cualquier situación apropiada para tomar.
Hay un gran cambio en el pensamiento y la conducta, que por momentos puede llegar a ser irracional, pero a nivel emocional muy intenso. Algunas personas llegan a hablar de un estado de “enamoramiento”, un efecto idealizador sobre la sustancia y el acto de consumirla.
Alcoholismo
El alcoholismo es una enfermedad caracterizada por la dependencia al alcohol. Al decir dependencia hablamos de un conjunto de fenómenos a nivel conductual, cognitivo y fisiológico que pueden surgir después del consumo repetido de alcohol.
El cuadro clínico del alcoholismo está compuesto por los siguientes comportamientos y síntomas: a) se observa un patrón desadaptativo de consumo de alcohol; b) intoxicación; c) tolerancia, que implica que la persona aumente progresivamente las cantidades de alcohol que puede consumir; d) abstinencia, experimentación de diferentes síntomas y signos, que puede constituir una urgencia médica; e) deterioro de las capacidades de control de la ingesta; f) complicaciones físicas: la ingesta de alcohol en cantidades excesivas tiene un efecto tóxico para varios tejidos y sistemas funcionales del organismo; g) complicaciones psicopatológicas: los efectos que el alcohol tienen en el sistema nervioso central puede llegar a inducir en la persona trastornos mentales y agravar los que existen previamente.
Los síntomas pueden ser leves o graves. Algunos de ellosson: temblores, sudoración, ansiedad, irritabilidad, fatiga, depresión, dolores de cabeza, insomnio, pesadillas, disminución del apetito
El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (en inglés Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) de Asociación Americana de Psiquiatría, además menciona otros ítems que se debe tener en cuenta a la hora de hablar de dependencia a una sustancia psicoactiva, como el alcohol: a) reducción de la importancia que la persona otorga a realizar actividades sociales, laborales o recreativas; b) ocupar mucho tiempo en acciones para obtener la sustancia, así como en el consumo y en recuperarse de los efectos de la ingesta de alcohol; c) la persona continúa tomando alcohol a pesar de que sabe que tiene problemas posológicos y/o físicos a consecuencia de tomar alcohol.
Una persona alcohólica no posee control sobre su consumo y su grado de tolerancia al alcohol suele ir en aumento. Lo que genera la necesidad de beber más alcohol para alcanzar el efecto deseado.
Cuando la persona deja de tomar alcohol, el cuerpo deja de recibir de forma brusca una sustancia a la que estaba acostumbrado. La persona experimenta una serie de sintomatología, que se ha dado en llamar Síndrome de Abstinencia.
¿Qué es el síndrome de abstinencia al alcohol?
El síndrome de abstinencia es un conjunto de síntomas y signos físicos y psíquicos que experimenta una persona que ha disminuido o suspendido de forma abrupta el consumo de alcohol, luego de un período de ingesta de manera intensa y prolongada. El inicio ocurre generalmente a las 12 horas de que la persona ha disminuido o suspendido el consumo y la sintomatología más intensa se presenta entre las 36 y las 72 horas, pudiendo durar entre 10 y 14 días aproximadamente.
Los síntomas pueden ser leves o graves. Algunos de ellos son: temblores, sudoración, ansiedad, irritabilidad, fatiga, depresión, dolores de cabeza, insomnio, pesadillas, disminución del apetito. Los síntomas de abstinencia más graves pueden incluir fiebre, convulsiones y delirium tremens (DT, según sus siglas en inglés). Este último es un cuadro clínico caracterizado por confusión, ansiedad e incluso alucinaciones.
Ante esta situación es importante que la persona reciba atención médica y en algunos casos hospitalaria.
El alcohol y nuestro cerebro
Las ciencias han aportado elementos para comprender los factores que actúan a nivel cerebral y que pueden explicar el porqué del consumo de alcohol a pesar de que se sabe sus consecuencias negativas.
El cerebro se encuentra altamente organizado en diferentes regiones que tienen distintas funciones. Con técnicas de visualización del cerebro, se ha podido identificar regiones específicas, que se activan por los estímulos que provocan el deseo compulsivo de consumir una sustancia, en las personas que son dependientes, u otras zonas que presentan una anormalidad en su funcionamiento, cuando existe un consumo crónico (dependencia).
En el cerebro la comunicación se genera entre distintas células -neuronas- mediante mensajes químicos -neurotransmisores- que se liberan en la sinapsis (unión intercelular especializada entre neuronas). Los neurotransmisores tienen estructuras y funciones específicas.
El consumo crónico de alcohol puede llegar a dejar importantes huellas en la memoria emocional y alterar profundamente las conexiones y vías neuronales, generando cambios en el funcionamiento del cerebro y vulnerando a la persona a volver a consumir.
El alcohol ingerido pasa casi de forma directa a la sangre y llega al cerebro en minutos estimulando los centros nerviosos vinculados a lo que se ha dado en llamar el Circuito de Recompensa. Los estímulos externos e internos que recibe la persona generan recompensas. El ser humano tiene ciertas conductas que aprende de forma natural, como la adaptación del recién nacido a la presencia de alimento. Cuando la actividad es placentera y se efectúa en varias ocasiones generándose el mismo circuito de acción y provocando las mismas reacciones ante un mismo estímulo, los sistemas cerebrales de recompensa, la agregan al repertorio conductual.
Los efectos que se obtienen por el uso de una sustancia psicoactiva, alcohol u otras drogas, estimulan químicamente e intensamente los centros de placer.
Para iniciar un tratamiento, es necesario que la persona alcohólica, entienda que tiene un problema y quiera cambiar.
Esto lleva a repetir la misma conducta para obtener un mismo efecto placentero. Ante el uso continuo en un tiempo prolongado se genera una habituación y por lo tanto una dependencia física del individuo a la sustancia.
Los sistemas de recompensa son centros en el SNC (Sistema Nervioso Central) que obedecen a estímulos específicos y naturales. Regulados por neurotransmisores, permiten que el individuo desarrolle conductas aprendidas que responden a hechos placenteros o de desagrado. Funciona a partir de dos estructuras, una de ellas es neuroanatómica, compuesta por ciertas áreas cerebrales y la otra es neuroquímica, representada por los siguientes neurotransmisores: dopamina (vinculado a los procesos de placer, felicidad y satisfacción), serotonina (influye en los estados de ánimo, procesos de aprendizaje y memoria, sueño y vigilia, apetito y regulación de la temperatura corporal), péptidos opioides (moduladores del dolor, reproducción, temperatura corporal, hambre y funciones reproductivas) y GABA (genera efectos tranquilizadores y reduce la sensación del dolor).
Mitos sobre el alcohol
En el medio social existen distintos mitos sobre el consumo de alcohol y sus efectos. Veamos algunos de ellos:
- “El alcohol sirve para quitar el frío”: FALSO. El alcohol es un vasodilatador, por lo que hace que más sangre circule por las venas que se han estrechado por el frio. Cuando el cuerpo tiene frío de forma inmediata reacciona disminuyendo la circulación en las manos y piernas, concentrando la sangre caliente en el pecho y cabeza. Es un sistema de defensa que permite concentrar el calor en la zona de los órganos vitales. Al tomar alcohol se está contrarrestando este sistema defensivo y perdiendo calor.
- “El alcohol da fuerzas”: FALSO. El alcohol genera que los músculos del cuerpo sean más lentos y se cansen más rápido. Se produce una disminución de los reflejos.
- “El alcohol es un alimento”: FALSO. No es una fuente de sustancias nutritivas para el organismo. Se podría decir que es un antialimento ya que solo aporta calorías vacías que no pueden ser utilizadas por el organismo y por su acción irritante sobre el estómago e intestino dificulta la absorción de los alimentos.
- “El alcohol abre el apetito”: FALSO. Cuando la sustancia llega al estómago, genera secreciones gástricas y contracciones, que produce una sensación similar al hambre. Puede desarrollarse una gastritis (inflamación del estómago) e inapetencia.
- “Tomar solo los fines de semana no hace daño”: FALSO. El daño radica en el vínculo que se establece con la sustancia y no depende del día en que se tome, es decir en la manera en que cada uno vincula el alcohol en sus actividades además de la cantidad que se consume, frecuencia y velocidad.
- “El alcohol facilita las relaciones sexuales”: FALSO. Puede ser que algunas personas se sientan más desinhibidas al tomar algo de alcohol, no obstante al ser una sustancia depresora del Sistema Nervioso Central, su ingesta puede inhibir la respuesta sexual. En el caso del hombre se observan efectos de supresión de la erección, ya que el alcohol inhibe el funcionamiento adecuado del sistema nervioso autónomo, el cual es responsable de que se produzca la erección. En cuanto a las mujeres, se ven pérdida inmediata de la sensibilidad en todo su cuerpo, principalmente su genitalidad, repercutiendo en la posibilidad de alcanzar un orgasmo.
El camino de regreso…
Dejar de consumir para una persona adicta, requiere una serie de estrategias y cambios en su vida social y psicoafectivas que muchas veces no son fáciles de llevar a cabo. Es fundamental para iniciar un tratamiento, que la persona alcohólica, entienda que tiene un problema y quiera cambiar. La motivación de la persona así como el apoyo y contención de su medio social más próximo es fundamental.
AUTOR/ES DE ESTE ARTÍCULO:
Licenciada en Psicología. Integrante del Staff del Centro Internación Urbana.
Fundación Manantiales - Uruguay